El artista norteamericano Dennis Manarchy es una figura en auge dentro del mundo de la fotografía. Dan buena cuenta de ello los cada vez más numerosos premios y nominaciones nacionales e internacionales (Graphis Awards, 100 Best in Photography 2011, CLIO Awards…) que ha ido adquiriendo a lo largo de las últimas décadas.
La fotografía de Manarchy se centra en el retrato humano acompañado de objetos u artefactos que de alguna forma `deshumanizan` a los modelos, con el fin de provocar en el espectador sensación de inquietud y hacer reflexionar sobre la condición humana. Dentro del estilo personal de este fotógrafo existe una gran influencia de Irving Penn, antiguo profesor de Manarchy y uno de los mejores fotógrafos de moda, retratos y naturalezas muertas del siglo xx.
Los modelos de Manarchy son casi siempre hombres y mujeres jóvenes, generalmente desnudos o semidesnudos, en poses y actitudes evocadoras o reflexivas, acompañados, convertidos o encerrados dentro de artefactos o mecanismos que parecen convertirlos en autómatas, seres alejados de lo mundano.
En su serie Surreal, los personajes parecen adoptar la apariencia de androides salidos de la película expresionista Metrópolis (Fritz Lang, 1927) mientras que en Pretty Color las mujeres representadas tiene una apariencia totalmente humana pero se encuentran insertadas dentro de un escenario de aspecto industrial en que prevalecen los colores primarios. En The West, en cambio, Manarchy, se aleja de sus fórmulas convencionales para reflejar de una forma naturalista el espíritu de los indígenas americanos (Tribu Lumbee), junto a los que se pasó seis meses conviviendo en Carolina del Norte.
“METAL. Dennis Manarchy”, el último proyecto expositivo presentado en España (exposición que se podía visitar en La Térmica de Málaga) por el fotógrafo norteamericano y que a continuación explicaremos con más detenimiento, es un buen ejemplo del modo de trabajar que tiene Manarchy.
En la muestra, comisariada por Andrés Fernández, con un total de 36 piezas de gran formato que exploraban la narrativa de amor y codependencia entre las figuras y los artilugios representados, desde una visión totalmente contemporizada. Manarchy emplea la técnica de la sublimación, en que las fotografías se imprimen sobre un soporte de textil metálico y planchas de aluminio ChromaLuxe, para remarcar la conexión de los objetos representados con el cuerpo humano. Los curiosos objetos y artefactos que se pueden apreciar en las fotografías y protagonizaban esta exposición provenían de la colección privada de Steve Erenber, coleccionista y comerciante de arte conocido bajo el nombre de Radio Guy. Dentro de la colección de Erenberg, definida por el propio comerciante como ’arte tribal industrial’, destacan piezas de arte tribal africano, objetos industriales y de ingeniería médica, además de diversas antigüedades y otras rarezas. Esta muestra supone la culminación de una década de trabajo en que se ha incidido en cada aspecto de las piezas expuestas.
La técnica fotográfica empleada por Manarchy dota las imágenes de una definición, una sensación de profundidad y un realismo espectaculares. La fuerza visual de las imágenes creadas por Manarchy y potenciadas además por las gigantescas dimensiones de las piezas, logra hechizar al espectador.
Los cuerpos de los modelos representados son maquillados con pintura spray de tonos plateados y dorados que logra acentuar esa sensación metálica/robótica que une lo humano y lo industrial. Además, los cuerpos parecen formar parte de los objetos que los acompañan en las escenas; los artefactos los visten, los personifican, los robotizan de una forma que únicamente el fotógrafo norteamericano ha sabido reflejar. Se trata sin duda, de una exposición muy interesante, con un gran potencial visual y que atrapa al espectador desde el primer momento en que este accede a la sala.
Arte para Hambrientos.
Texto: Iustinian Bolohan.
Foto: Dennis Monarchy – Procedentes de la Exposición en La Termica(Málaga).
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