A Maiko Minarai no le gusta definir o explicar explicitamente su obra, le gusta dejar la puerta abierta a que el observador saque sus propias conclusiones, y para esta exposición nos envia un Haiku, un poema japonés que le sirvió de inspiración y que en cierto modo representa la esencia de este proyecto y así poder dirigir al espectador en una dirección con multitud de caminos:
Koi koi to iedo hotaru ga tonde yuku
«Ven, ven», le dije, pero la luciérnaga se fue volando.
Los Haikus suelen esconder en muy pocas palabras muchos sentimientos y simbolismos, son un ejemplo de sutileza y austeridad, aunque muy difíciles de traducir. Es un género poético que captura el instante, un momento aunque en apariencia insignificante lleno de significado y belleza en simbiosis con el arte de las Geishas. Maiko en «Smoke» es fiel a este concepto de lo mínimo, lo sutil y lo delicado.
Y como el humo que se expande, en constante movimiento, va desapareciendo y fundiéndose en la fugacidad del tic tac del tiempo.
Alimento Visual.