Desde que en 1989 la Fundación March dedicara una exposición íntegramente dedicada a la trayectoria del pintor belga no se había vuelto a realizar un evento de iguales características. El Museo Thyssen alberga el retorno del pintor con una exhibición en activo hasta el 30 de enero de 2022: La Máquina Magritte. Su comisario, Guillermo Solana, ha incluido diferentes elementos -fotogafías y vídeos- además de las más de 90 pinturas pertenecientes al artista en un esfuerzo por articular la exposición con el entorno que la rodea. Ésta se compone de siete secciones: Los poderes del mago, Imágenes y palabras, Figuras y fondo, El cuadro y la ventana, El rostro y la máscara, Mimetismo y por último, Megalomanía.
René Magritte (1898-1967) se trata de uno de los mayores exponentes del surrealismo, y no por su apego u asimilación a otros pintores de la misma corriente como Breton, si no por su propio estilo y formulación de las pinturas, repletas de elementos comunes -duplicaciones, ausencias, personajes con mismo atavío- que revelan parte del automatismo con el que el pintor se definía. El dramatismo y las emociones se simplifican, en una obra más sencilla y tradicional, que busca llevar la mecanización de otros campos al del arte. Será durante la década de 1920 cuando realice alguna de sus piezas más conocidas, como Los Amantes (1928).
Tras su estancia en París regresa a Bruselas, destacando la Époque vache, en la que impera la experimentación con mala acogida por parte del público, y su posterior retorno a su antiguo estilo.
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Texto: Beatriz Igea Sanchez.
Fotos: René Magritte/Museo Thyssen.
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